Reflexión del Evangelio de Hoy
La Reflexión del Evangelio de Hoy es una oportunidad diaria para renovar nuestro encuentro con Jesús y dejarnos guiar por su Palabra viva. En medio de nuestras ocupaciones cotidianas, Dios nos habla a través del Evangelio del día, ofreciéndonos luz, consuelo y dirección para nuestra vida.
Cada jornada nos trae un mensaje único, una invitación a mirar nuestro corazón y a seguir creciendo en nuestra relación con el Señor. Esta reflexión no es simplemente un análisis teológico, sino una experiencia espiritual que transforma.
Palabra de Dios que ilumina
La Palabra de Dios es fuente de sabiduría y vida. A través del Evangelio, el Señor nos habla personalmente. No se trata de un texto antiguo, sino de un mensaje actual que toca nuestras realidades, nuestras luchas, y nuestras esperanzas.
Escuchar y meditar la Palabra cada día es un acto de amor y fidelidad que fortalece nuestra identidad como hijos de Dios.
El Evangelio del día como guía
El Evangelio del día nos presenta escenas concretas de la vida y enseñanzas de Jesús. Él nos muestra cómo actuar con compasión, cómo perdonar, cómo vivir en verdad. En cada pasaje, encontramos una guía práctica para nuestra vida cotidiana.
Jesús, rostro de la misericordia
En cada reflexión, nos encontramos con Jesús, quien con su mirada de amor nos llama a la conversión. Su cercanía nos recuerda que no estamos solos, y que su gracia es siempre más fuerte que nuestras debilidades.
La fe que se alimenta
La fe no es solo creer, sino confiar y actuar. La reflexión diaria alimenta nuestra fe y nos ayuda a mantenernos firmes en medio de las pruebas. Es un espacio para fortalecer nuestra esperanza en las promesas de Dios.
Oración y vida cristiana
Una verdadera reflexión lleva a la oración, y la oración transforma la vida cristiana. Al meditar el Evangelio, nos abrimos al Espíritu Santo y permitimos que Dios nos moldee como discípulos.
Hoy: Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día’’.
Reflexión
¿Por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo)
¡Seremos finalmente revestidos de la alegría, de la paz y del amor de Dios en modo completo, sin ningún límite, y estaremos cara a cara con Él! ¡Es bello pensar esto! Pensar en el cielo es bello. ¡Da fuerza al alma! (Francisco)
La comunión con los difuntos. La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo, honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones, pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados. Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 958)
Santo del día de hoy
El destino final del hombre no es disolverse en el polvo, sino vivir para siempre con Dios. Y para contemplar a Dios hemos de asociarnos a la muerte de Jesús. Por eso recordamos a los difuntos y nos unimos a ellos en oración: para que el Padre conceda a todos sus hijos gozar de su eterno Amor.
Leer todo...
Calendario litúrgico de Hoy
Hoy: Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos
Lecturas y Evangelio de hoy
Primera Lectura:
Sabidurίa 3, 1-9
Segunda Lectura:
Romanos 5, 5-11
Aclamación antes del Evangelio:
Mateo 25, 34
Evangelio:
Juan 6, 37-40
Color litúrgico: Morado
Versículo del Día
"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos." (Mateo 5,3)