Lectura del evangelio del 20 de mayo de 2025
Martes de la V semana de Pascua
Primera lectura :
Hechos 14, 19-28
Aclamación antes del Evangelio:
Cfr Lucas 24, 46. 26
Evangelio:
Juan 14, 27-31
Color litúrgico: Blanco
martes, 20 de mayo de 2025: Lectura & Salmo Responsorial & Evangelio & Reflexión
Cada día, la Iglesia nos ofrece un pasaje del Evangelio que ilumina nuestra vida. No se trata solo de escuchar, sino de acoger y vivir esa Palabra con fe. En ella encontramos consuelo en medio de las dificultades, y también un llamado a la conversión.
Hoy te invito a leer el Evangelio con atención, a meditarlo en silencio y a preguntarte: ¿Qué me dice Dios en este texto? ¿Cómo puedo responder con amor?
Primera lectura
Hechos 14, 19-28
En aquellos días, llegaron a Listra, procedentes de Antioquía y de Iconio, unos judíos, que se ganaron a la multitud y apedrearon a Pablo; lo dieron por muerto y lo arrastraron fuera de la ciudad. Cuando lo rodearon los discípulos, Pablo se levantó y regresó a la ciudad. Pero al día siguiente, salió con Bernabé hacia Derbe.
Después de predicar el Evangelio y de hacer muchos discípulos en aquella ciudad, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, y ahí animaban a los discípulos y los exhortaban a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad designaban presbíteros, y con oraciones y ayunos los encomendaban al Señor, en quien habían creído.
Atravesaron luego Pisidia y llegaron a Panfilia; predicaron en Perge y llegaron a Atalía. De allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían salido, con la gracia de Dios, para la misión que acababan de cumplir.
Al llegar, reunieron a la comunidad y les contaron lo que había hecho Dios por medio de ellos y cómo les había abierto a los paganos las puertas de la fe. Ahí se quedaron bastante tiempo con los discípulos.
Aclamación antes del Evangelio
Cfr Lucas 24, 46. 26
R. Aleluya, aleluya.
Cristo tenía que morir y resucitar de entre los muertos,
para entrar así en su gloria.
R. Aleluya.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: 'Me voy, pero volveré a su lado'. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean.
Ya no hablaré muchas cosas con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo exactamente lo que el Padre me ha mandado''.
Reflexión
Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia (San Agustín)
La paz es un auténtico don de la presencia de Jesús en medio de su Iglesia. —Señor, custodia a tu Iglesia en la tribulación, para que no pierda la fe, para que no pierda la esperanza (Francisco)
La paz terrenal es imagen y fruto de la paz de Cristo (…). Por la sangre de su cruz, ‘dio muerte al odio en su carne’ (Ef 2,16), reconcilió con Dios a los hombres e hizo de su Iglesia el sacramento de la unidad del género humano y de su unión con Dios (…) (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.305)
Santo del día
Escuchado por Papas y analfabetos por su estilo de predicación sin bizantinismos, Bernardino de Siena es uno de los santos franciscanos más conocidos y un gran reformador de su Orden en el siglo XV. Fue proclamado Santo por San Nicolás V en 1450, sólo seis años después de su muerte.
En la época del emperador Claudio, siglo primero, la romana Áurea, convertida al cristianismo fue torturada, por no renegar de su fe. Expulsada de su ciudad, Ostia. Allí fue arrestada de nuevo y martirizada.
Versículo del Día
"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos." (Mateo 5,3)