Santo del 3 de agosto
El día 3 de agosto, la Iglesia Católica honra a un santo o beato cuya vida fue ejemplo de amor, entrega y fidelidad a Dios. A través de su testimonio, somos invitados a renovar nuestra fe y a buscar la santidad en lo cotidiano. El Santo del Día no es solo una figura histórica, sino un modelo vivo de cómo seguir a Cristo. Su memoria fortalece nuestra esperanza y nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad.
Vida del santo y legado espiritual
La vida del santo que celebramos hoy refleja el poder transformador del Evangelio. Su camino de fe, marcado por sacrificios y virtudes heroicas, continúa inspirando a la Iglesia. Su legado espiritual nos anima a vivir con mayor entrega y caridad.
Milagros y testimonio de fe
Muchos santos fueron instrumentos de milagros, signos del amor de Dios. Pero más allá de lo extraordinario, su verdadero testimonio de fe fue su vida diaria de oración, servicio y fidelidad. Ellos son ejemplos concretos de cómo vivir el Evangelio en toda circunstancia.
Oración y reflexión cristiana
Celebrar al Santo del Día es también una oportunidad para la oración. Podemos pedir su intercesión por nuestras necesidades y crecer en la reflexión cristiana, dejando que su ejemplo nos guíe en nuestro camino hacia Dios.
Lista de santos del día 3 de agosto
Su habitación fue la primera iglesia en Europa fundada por San Pablo. Cuando el Apóstol llega a Filipos en Macedonia, encuentra hospitalidad en la casa de esta recién convertida al Evangelio junto con toda su familia. Su historia se encuentra en el capítulo 16 de los Hechos de los Apóstoles.
Calendario Litúrgico
3 de agosto: XVIII Domingo Ordinario
Solemnity
Lecturas y Evangelio de hoy
Primera lectura :
Eclesiastés (Cohélet) 1, 2; 2, 21-23
Segunda lectura:
Colosenses 3, 1-5. 9-11
Aclamación antes del Evangelio:
Mateo 5, 3
Evangelio:
Lucas 12, 13-21
Color litúrgico: Green
Reflexión
El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis, habréis hallado la felicidad en este mundo (San Juan Mª Vianney)
¡Tú eres importante! Y Dios cuenta contigo por lo que eres, no por lo que tienes: ante Él, nada vale la ropa que llevas o el teléfono móvil que utilizas; no le importa si vas a la moda, le importas tú, tal como eres. A sus ojos, vales, y lo que vales no tiene precio (Francisco)
El décimo mandamiento prohíbe la avaricia y el deseo de una apropiación inmoderada de los bienes terrenos. Prohíbe el deseo desordenado nacido de la pasión inmoderada de las riquezas y de su poder (…) (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.536)