Lectura del evangelio del 31 de julio de 2025
Memoria de San Ignacio, presbítero
Primera lectura :
Éxodo 40, 16-21. 34-38
Aclamación antes del Evangelio:
Cfr Hechos 16, 14
Evangelio:
Mateo 13, 47-53
Color litúrgico: Blanco
Memoria
jueves, 31 de julio de 2025: Lectura & Salmo Responsorial & Evangelio & Reflexión
Cada día, la Iglesia nos ofrece un pasaje del Evangelio que ilumina nuestra vida. No se trata solo de escuchar, sino de acoger y vivir esa Palabra con fe. En ella encontramos consuelo en medio de las dificultades, y también un llamado a la conversión.
Hoy te invito a leer el Evangelio con atención, a meditarlo en silencio y a preguntarte: ¿Qué me dice Dios en este texto? ¿Cómo puedo responder con amor?
Primera lectura
Éxodo 40, 16-21. 34-38
En aquellos días, Moisés hizo todo lo que el Señor le había ordenado. El día primero del primer mes del año segundo, se construyó el santuario. Moisés lo construyó: colocó los pedestales y los tableros, puso los travesaños y levantó las columnas. Después desplegó la tienda por encima del santuario y sobre ella puso, además, un toldo, como el Señor se lo había ordenado.
Colocó las tablas de la alianza en el arca; puso debajo de ella los travesaños y por encima la cubrió con el propiciatorio. Llevó entonces el arca al santuario y colgó delante de ella un velo para ocultarla, como el Señor se lo había ordenado.
Entonces la nube cubrió la tienda de la reunión y la gloria del Señor llenó el santuario. Moisés no podía entrar en la tienda de la reunión, pues la nube se había posado sobre ella y la gloria del Señor llenaba el santuario.
Y en todas las etapas, cuando la nube se quitaba de encima del santuario, los hijos de Israel levantaban el campamento, y cuando la nube no se quitaba, se quedaban en el mismo sitio. Durante el día la nube del Señor se posaba sobre el santuario y durante la noche había un fuego que podían ver todos los israelitas desde sus tiendas.
Aclamación antes del Evangelio
Cfr Hechos 16, 14
R. Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones
para que comprendamos las palabras de tu Hijo.
R. Aleluya.
Evangelio
Mateo 13, 47-53
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los cielos se parece también a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.
¿Han entendido todo esto?'' Ellos le contestaron: "Sí". Entonces él les dijo: "Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas".
Y cuando acabó de decir estas parábolas, Jesús se marchó de allí.
Reflexión
Mis palabras son espíritu y son vida, y no se pueden ponderar partiendo del criterio humano. No deben usarse con miras a satisfacer la vana complacencia, sino oírse en silencio, y han de recibirse con humildad (Tomás de Kempis)
Allí donde vamos, hasta en la más pequeña parroquia, en el rincón más perdido de esta tierra, está la única Iglesia. Y esto es un gran don de Dios. La Iglesia es una sola para todos (Francisco)
(…) Para cumplir la voluntad del Padre, Cristo inauguró el Reino de los cielos en la tierra. La Iglesia es el Reino de Cristo ‘presente ya en misterio’ (Concilio Vaticano II) (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 763)
Santo del día
San Ignacio de Loyola es uno de los santos de la reforma católica del siglo XVI. Fundador de la Compañía de Jesús, este santo es recordado como maestro de espiritualidad gracias a sus Ejercicios. Su fiesta se celebra el 31 de julio.
Conocido como el "padre de la Iglesia de Etiopía", San Giustino de Jacobis se caracteriza por el "mandato misionero", la "preocupación por formar el clero indígena" y la "acción ecuménica", tal y como subrayó Pablo VI en su ceremonia de canonización en 1975.
Versículo del Día
"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos." (Mateo 5,3)