Lectura del evangelio del 16 de septiembre de 2025
Memoria de San Cornelio, Papa y san Cipriano, obispo, mártires
Primera lectura :
1 Timoteo 3, 1-13
Aclamación antes del Evangelio:
Lucas 7, 16
Evangelio:
Lucas 7, 11-17
Color litúrgico: Rojo
Memoria
martes, 16 de septiembre de 2025: Lectura & Salmo Responsorial & Evangelio & Reflexión
Cada día, la Iglesia nos ofrece un pasaje del Evangelio que ilumina nuestra vida. No se trata solo de escuchar, sino de acoger y vivir esa Palabra con fe. En ella encontramos consuelo en medio de las dificultades, y también un llamado a la conversión.
Hoy te invito a leer el Evangelio con atención, a meditarlo en silencio y a preguntarte: ¿Qué me dice Dios en este texto? ¿Cómo puedo responder con amor?
Primera lectura
1 Timoteo 3, 1-13
Hermano: Es cierto que aspirar al cargo de obispo es aspirar a una excelente función. Por lo mismo, es preciso que el obispo sea irreprochable, que no se haya casado más que una vez, que sea sensato, prudente, bien educado, digno, hospitalario, hábil para enseñar, no dado al vino ni a la violencia, sino comprensivo, enemigo de pleitos y no ávido de dinero; que sepa gobernar bien su propia casa y educar dignamente a sus hijos. Porque, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios quien no sabe gobernar su propia casa? No debe ser recién convertido, no sea que se llene de soberbia y sea por eso condenado como el demonio. Es necesario que los no creyentes tengan buena opinión de él, para que no caiga en el descrédito ni en las redes del demonio.
Los diáconos deben, asimismo, ser respetables y sin doblez, no dados al vino ni a negocios sucios; deben conservar la fe revelada, con una conciencia limpia. Que se les ponga a prueba primero y luego, si no hay nada que reprocharles, que ejerzan su oficio de diáconos. Las mujeres deben ser igualmente respetables, no chismosas, juiciosas y fieles en todo. Los diáconos, que sean casados una sola vez y sepan gobernar bien a sus hijos y su propia casa. Los que ejercen bien el diaconado alcanzarán un puesto honroso y gran autoridad para hablar de la fe que tenemos en Cristo Jesús.
Aclamación antes del Evangelio
Lucas 7, 16
R. Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.
R. Aleluya.
En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.
Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: "No llores". Acercándose al ataúd, lo tocó, y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces Jesús dijo: "Joven, yo te lo mando: Levántate". Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo".
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.
Reflexión
Cristo es la encarnación definitiva de la Misericordia, su signo viviente (San Juan Pablo II)
Lo que movía a Jesús en todas las circunstancias no era sino la misericordia, con la cual leía el corazón de los interlocutores y respondía a sus necesidades más reales (Francisco)
Jesús liga la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: ‘Yo soy la resurrección y la vida’ (Jn 11,25). (…) En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo la vida a algunos muertos (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 994)
Santo del día
Eufemia, mártir de Calcedonia, en Bitnia, en la actual Turquía, durante la persecución de Diocleciano y del procónsul Prisco, fue martirizada en el año 303 después de sufrir muchas torturas. En la basílica dedicada a ella tuvo lugar del 451 al 452 "el Gran Concilio" ecuménico de Calcedonia.
De origen longobardo, antes de ser elegido Papa fue abad en Montecassino por 30 años. Roma estaba destruida y con un antipapa: en solo 5 meses de su gobierno, luchó por reparar los males materiales y eclesiales con excomuniones y celebrando un Concilio en Benevento. Murió en Montecassino en 1087.
Cornelio, Papa romano, murió en 253; Cipriano, obispo cartaginés, en 258. Ambos son mártires que contemporáneamente fueron testigos de aquel amor por la verdad que no cede ni se amedrenta aún delante del sacrificio extremo. En esta fecha recordamos la deposición del primero y la pasión del segundo.
Versículo del Día
"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos." (Mateo 5,3)