Lectura del evangelio del 9 de diciembre de 2025
Martes de la segunda semana de Adviento
Primera lectura :
Isaίas 40, 1-11
Aclamación antes del Evangelio:
Evangelio:
Mateo 18, 12-14
Color litúrgico: Morado
martes, 9 de diciembre de 2025: Lectura & Salmo Responsorial & Evangelio & Reflexión
Cada día, la Iglesia nos ofrece un pasaje del Evangelio que ilumina nuestra vida. No se trata solo de escuchar, sino de acoger y vivir esa Palabra con fe. En ella encontramos consuelo en medio de las dificultades, y también un llamado a la conversión.
Hoy te invito a leer el Evangelio con atención, a meditarlo en silencio y a preguntarte: ¿Qué me dice Dios en este texto? ¿Cómo puedo responder con amor?
Primera lectura
Isaίas 40, 1-11
“Consuelen, consuelen a mi pueblo,
dice nuestro Dios.
Hablen al corazón de Jerusalén
y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre
y que ya ha satisfecho por sus iniquidades,
porque ya ha recibido de manos del Señor
castigo doble por todos sus pecados”.
Una voz clama:
“Preparen el camino del Señor en el desierto,
construyan en el páramo
una calzada para nuestro Dios.
Que todo valle se eleve,
que todo monte y colina se rebajen;
que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane.
Entonces se revelará la gloria del Señor
y todos los hombres la verán”.
Así ha hablado la boca del Señor.
Una voz dice: “¡Griten!”,
y yo le respondo: “¿Qué debo gritar?”
“Todo hombre es como la hierba
y su grandeza es como flor del campo.
Se seca la hierba y la flor se marchita,
pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre”.
Sube a lo alto del monte,
mensajero de buenas nuevas para Sión;
alza con fuerza la voz,
tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén.
Alza la voz y no temas;
anuncia a los ciudadanos de Judá:
“Aquí está su Dios.
Aquí llega el Señor, lleno de poder,
el que con su brazo lo domina todo.
El premio de su victoria lo acompaña
y sus trofeos lo anteceden.
Como pastor apacentará a su rebaño;
llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos
y atenderá solícito a sus madres”.
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Ya está cerca el día del Señor.
Ya viene el Señor a salvarnos.
R. Aleluya.
Evangelio
Mateo 18, 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda uno solo de estos pequeños”.
Reflexión
¿Dónde pastoreas, Pastor bueno, tú que cargas sobre tus hombros a toda la grey? Muéstrame el lugar de reposo, guíame hasta el pasto nutritivo, llámame por mi nombre para que yo, oveja tuya, escuche tu voz (San Gregorio de Nisa)
Una persona es consolada cuando siente la misericordia y el perdón del Señor. La alegría de la Iglesia es “dar a luz”, salir de sí misma para dar vida, ir a buscar a las ovejas que están extraviadas (Francisco)
Cuando celebra el sacramento de la Penitencia, el sacerdote ejerce el ministerio del Buen Pastor que busca la oveja perdida, el del Buen Samaritano que cura las heridas, del Padre que espera al Hijo pródigo y lo acoge a su vuelta, del justo Juez que no hace acepción de personas y cuyo juicio es a la vez justo y misericordioso. En una palabra, el sacerdote es el signo y el instrumento del amor misericordioso de Dios con el pecador (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.465)
Santo del día
La narración de las apariciones de Guadalupe es fascinante. El protagonista es un indio mexicano desconocido, Juan Diego, que a mediados del siglo XVI conoció a la Virgen en una colina, lugar que se convertiría a lo largo de los siglos en el centro de la peregrinación mariana mundial.
Durante las persecuciones de Diocleciano, en Toledo, la joven Leocadia fue arrestada por el prefecto Daciano y murió en prisión. Una leyenda del siglo VIII, dice que en su fiesta, Leocadia se le apareció a san Ildefonso y le cortó un trozo de su velo que aún se conserva como reliquia en Toledo.
Por un error que duró siglos se dijo que Sirio había sido el joven que ofreció los panes y peces que Jesús multiplicó milagrosamente. En realidad, Sirio fue el primer obispo de Pavia, consagrado en el siglo IV, fue un pastor itinerante e incansable que evangelizó una vasta zona del norte de Italia.
Versículo del Día
"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos." (Mateo 5,3)